Es verdad que los litorales de Río de Janeiro y de los estados de la región Nordeste son los más recordados cuando el tema es playas paradisíacas. Sin embargo, la costa de Brasil, con más de 7 000 km, tiene otros destinos costeros capaces de encantar a los más exigentes amantes del mar. Las playas del Estado de São Paulo son la prueba.
Ubatuba forma parte de la Costa Verde, que reúne bonitos municipios costeros entre Río de Janeiro y São Paulo. Entre sus 70 playas, algunas son ideales para el surf, como Vermelha y Itamambuca; otras, ideales para quienes buscan privacidad, de las cuales, la más conocida es la Puruba.
La de Domingas Días es indicada para familias: es pequeña, limpia y sus aguas son plácidas y transparentes. Las sombras proporcionadas por sus árboles la hacen ideal para pícnics. Por cierto, conviene recordar: no hay quioscos o bares por allí, así que no se olvide de llevar agua y merienda.
Anchieta, la mayor isla del litoral paulista, fue habitada por indios hasta principios del siglo XIX. En 1902, pasó a abrigar una prisión, la cual fue desactivada en 1955. Hoy, es un paraíso de playas y naturaleza. Para llegar allí, hay que tomar una goleta. El esfuerzo merece la pena: el paisaje de Mata Atlántica esconde senderos, caminatas y trechos de mar ideales para buceos.
São Sebastião está ubicada a 180 km de la ciudad de São Paulo. Y es un concurrido destino de playa, sobre todo en festivos y fines de semana extendidos. La búsqueda por este lugar se justifica tanto por su exuberancia como por la diversidad de opciones: ¡Hay playas para todos los gustos!
La Barra do Una cuenta con una buena infraestructura de hoteles y restaurantes. Desde allí, es posible tomar un barco y pasear por las islas de la región. La Barra do Sahy atrae a muchas parejas y familias. Su piscina natural es la alegría de los niños.
Maresias es la favorita de los jóvenes. Las olas fuertes la hacen ideal para practicar surf. Y los restaurantes y bares de la costa se quedan llenos tanto de día como de noche, cuando se convierten en escenario de animadas noches, siempre llenas de extranjeros.
La Praia de Juqueí también cuenta con buenos restaurantes. Pero su principal atractivo es su ubicación, entre el mar y las montañas, lo que proporciona un hermoso paisaje. Grande, la playa abriga tanto a familias, que prefieren acomodarse en la parte izquierda de la playa, como amantes de deportes náuticos, que se agrupan a la derecha.
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Muy concurrido en la temporada alta, el municipio de Guarujá tiene playas urbanas y rincones salvajes, accesibles tan solo por senderos. La Praia da Enseada se encaja en la primera categoría. La más extensa del municipio, cuenta con quioscos, carril bici y también con el Acqua Mundo, el mayor acuario de Sudamérica. El mar plácido y la larga franja de arena hacen que sea una opción ideal para familias.
Un poco más alejada de la ciudad, la Praia do Tombo (Playa de la Caída) es una de las pocas playas brasileñas con certificación internacional del Programa Bandera Azul, de responsabilidad ambiental. Su formación geológica que forma agujeros —de ahí su nombre— también tiene olas ideales para practicar surf.
Y si quiere variar un poco el programa, la sugerencia es subir el Morro da Caixa D’agua, cerca de la Praia do Tombo. Punto de despegue de vuelo libre, ofrece una linda vista panorámica de Guarujá. Desde lo alto, ante tanta belleza y naturaleza, entenderá por qué el mote de la ciudad es Perla del Atlántico.
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