La principal singularidad de Rio Grande do Sul es el contraste en el clima: en invierno, en zonas montañosas, la nieve puede caer y cubrir de blanco los tejados y los campos. En verano, el sol brilla con facilidad, eleva las temperaturas y lleva a los gauchos y a los visitantes a playas como Guarita, en Torres.
Porto Alegre, la capital, con sus parques muy cuidados, es una de las ciudades más verdes de Brasil. En el interior, se destacan los refugios en Serra Gaúcha, muy solicitados, sobre todo, en la temporada de invierno.
Ciudades como Gramado y Canela, con sus posadas de cierto encanto, casas de fondue y buenas bodegas, son una invitación a un viaje de luna de miel, y no es extraño, forma parte de la Ruta Romántica del estado.
Parques nacionales, como el de Aparados da Serra, son excelentes para la práctica de caminatas, trekking y rafting. Hay también destinos históricos que cuentan una parte importante de la historia de Brasil, como las ruinas de São Miguel das Missões.