Naturaleza salvaje en el corazón de Brasil

La mejor manera de llegar a Alto Paraíso es en coche, desde Brasilia. Los 240 km de camino se recorren en cerca de 3 horas, pasando por la BR-020 y, después de Planaltina/DF, por la GO-181. Salga temprano, para aprovechar el período de la tarde. Un recado importante: la mayoría de las atracciones cobra entrada.

Comience la aventura por las Cachoeiras de Almécegas (¡son dos!), que están ubicadas en la estancia São Bento. Hasta Almécegas I, el sendero es corto, algo más que 1,5 km, pero inclinado. ¡Así que atención en doble! Pare en el mirador y aprecie toda la belleza del salto de 50 metros. Siga bajando hasta llegar a la piscina natural. El agua es helada, pero merece la pena. Hasta Almécegas II, hay un trayecto de 7 km, que se puede hacer en coche. El vehículo se aparca muy cerca, a 200 m del salto.

Aún no ha llegado la hora de descansar. Ahora, el destino es Loquinhas, ¡un conjunto de cascadas y 7 pozos de aguas color esmeralda! Además de hermoso, este lugar es ideal para ir con niños y personas mayores, ya que el sendero es corto y fácil.

Tome la carretera hasta São Jorge y aproveche el resto del día para pasear por la villa creada por buscadores de metales que llegaron en busca de cuarzo. Sus calles de tierra, construcciones sencillas y algunos cientos de habitantes (población que se multiplica en las vacaciones y en festivos extendidos) le invitan a la contemplación y a la conversación sin prisa.

Hoy es el día de visitar el Cañón 2 y la Cachoeira da Carioquinha, que se encuentran en el interior del Parque Nacional de la Chapada dos Veadeiros, con entrada por São Jorge. El sendero es razonablemente fácil, sin embargo más largo que el de la víspera. Son más de 10 km, ida y vuelta, cruzando campos, arroyos y un paisaje deslumbrante.

La primera parada es en el Cañón 2, que tiene dos pozos aptos para baño, y, para los valientes, un punto alto para saltos. Después de disfrutarlos sin prisa, siga hacia la Cachoeira da Carioquinha, tomando cuidado en el tramo que baja hasta allí, el más resbaladizo de toda el sendero. El escenario, formado por decenas de pequeñas cascadas, es gratificante. ¡Y el buceo en la piscina natural, después de tanto esfuerzo (y antes de enfrentar la vuelta), es casi obligatorio!

Por la noche, la mejor opción es un relajante baño de aguas termales. Hay dos propiedades que lo ofrecen: Éden y Morro Vermelho, una junto a la otra y ambas abiertas hasta las 23 horas. Elija su preferida y relájese en el agua a 33°C.

El último día, sobresale el imperdible Vale da Lua, cuyas formaciones rocosas, talladas por la agua durante decenas de millones (sí, ¡decenas de millones!) de años, recuerdan los paisajes lunares. Con sus pozos, piscinas, saltos, agujeros y grutas, el lugar es deslumbrante. Sin embargo, evite ir en la estación lluviosa, cuando pueden ocurrir inundaciones.

Si aún le sobra tiempo, no deje de pasar por las Cataratas dos Couros. El camino es un poco largo, cerca de una hora en coche desde São Jorge, por tierra, seguido de un sendero de dificultad mediana, de 3 km, que se debe hacer a pie. Pero el esfuerzo merece la pena: este lugar tiene una secuencia impresionante de cascadas, corrientes y pozos. Cuesta un poco llegar hasta allí, es cierto. Sin embargo, al final del viaje, usted descubrirá que lo más difícil es dejar atrás ese paraíso llamado Chapada dos Veadeiros.